ODA A TOULOUSE

ODA A TOULOUSE Cristina Bosch

Sepan otros

Sepan otros del brillo del estío,
del gris del Mediodía,
de las penas,
de las lluvias del
invierno,
del amor no
compartido,
del derrumbe que me apremia
y el dolor que se hace sombra.
Sepan otros: yo claudico.

COMO MI VIDA

Como mi vida -que
siempre deja
gota a gota
un desafío-
así mi amor
te busca al Mediodía,
entre una turba
de gente
inconsecuente.

EN DONDE

¿En dónde,
en qué lugar,
en qué ayer,
tu amor nutrió
mi amor
-anudando nuestro ser-
sin poderlo desatar?

GESIEMES

El día con apremios
se repite.
Siento que se quema
el borde
de mi tiempo.
Tímidamente -en sigilo-
busco mi altiva voz
-que no tiene un sentido-
Y al acecho,
rígido y
duro,
cumplo mi misión.

SIGUEN SUMÁNDOSE

Siguen sumándose
los enigmas,
sin tener respuestas
verosímiles.
Se fue mi anhelo,
levemente indiferente,
imperturbable
frente al tiempo
y los desgastes.

ESTE AMOR TRAGICO.

Este amor trágico.
Amor parcializado.
Amor que no tiene
cabida,
sostén ni sedimento.
Amor -que
no siendo de ambos,
no es copla todavía-.
Amor humilde,
sano.
Espejo y clara imagen,
resabio meramente
del amor de nuestro Dios.

SERÁS

Serás -lejano a mí- una escapada,
una ruta zigzagueante
y con escarchas,
un sueño, un dolor, un hombre vano.
sombra siempre sombra:
jamás esencia.

REMINISCENCIAS.

Los sueños que añora mi presente.
El hábito de mi infancia dolorosa.
Silvana, quien conoce mis nostalgias,
la memoria que fluye hacia el pasado
y los viajes a Grecia,
a Italia, a Roma,
para saborear a Rafael y a Miguel Angel.
El amor de sus manos,
su voz, las caricias
y Mozart y Lizt y Beethoven.
Ese hombre pequeñito
entre mis brazos;
sus manos en mis hombros;
mis ojos en sus labios
y el cielo, Dios y el horizonte.

Y ESE SUEÑO

Y ese sueño ya soñado
fue el principio
de aquel áspero silencio
surgió mi fondo umbrío,
las esencias, la nostalgia
y los olvidos.
Fue entonces vano y vacuo
mi desvelo:
¡Ardió mi ser y el Infinito!
Se abrió al fin mi enigma
en laberintos
y la cúpula solar ardió dolosa
rompiendo así el trayecto de mi Sino.

ENCUENTROS

En el crepúsculo
se fatigan los matices de mi sueño:
el azul o el beige.
Su campera despeja el firmamento.
Ese óvalo tierno
derrama esperanza con sabor a miel.
Cohibida
me escondo entre sonrisas.
Grato es pensar en la amistad eterna
del ademán,
en su gesto y la palabra.

ESCUETA BIOGRAFIA

Me mente lo evoca.
Conocía su ardor entre la risa
y los gestos del amor
en el silencio.
Guardo de todo ello un nombre.
Era sólo un poeta y más aún:
Era sólo un hombre
Que cuidó de mí un tiempo adulto.

ODA A TOULOUSE

Nos habían quitado el amor,
Toulouse.
Estábamos solos, perdidos, sin rumbo
y eran tan vacuos esos gestos
que perforaban caricias,
que entre ellos y nosotros
no existía más nada; todo estaba rancio.
¿En qué pliegues de esa falsa agonía
estaba el amor, al acecho
-ingenuo y puro-
a la espera de nuestro sacro encuentro?
Aquella noche
nada me estremecía,
mas tu sonrisa me vio
y los muros de tu pecho fueron de tierra
mojada.
Se acoplaron las flores,
se acoplaron conmigo, en mi soledad etérea
y avanzamos sin miedos,
entre días y meses, hasta el año
que celebro de tu mano, asombrada.
Líbrame del miedo junto
al roce de tu amor inagotable.
Y tú que nunca te equivocas,
tú, que en el rocío del otoño
presientes el porvenir con recio además seguro,
confía en esta paz que yo te brindo
y me trasciende,
en este cielo que palpas
y te invento
-desde el fondo de mi ser
sin exigencias- pues hasta en el sueño de mi sangre
sigues febrilmente palpitando.

DEFIÉNDETE

Defiéndete, Señor, de mi avaricia,
de tenerte para mí tan tercamente.
Defiéndete de mi gula de absorberte
y a desgano compartirte con la gente.
Defiéndete de mí. Es de mi sombra
que crece y lucha en vano
que debes protegerte (no de mí).
Es ella quien con la espada en mano
ahoga y asfixia tu vivir.
Defiéndete y apiádate de mí.



EL ORGULLO

Puedo morirme -sentada en una silla-
de extrañarte.
Puedo secarme -la piel al sol-
agobiada por tal peso
y no quejarme.
Puedo sentirte
en el útero y en la médula
y no llamarte.
Puedo asfixiarme -lejos de ti-
coartando el paso de mi glotis
y no rogarte.
Puedo perderme- lejana a ti-
y aún amarte.

ME RASGUE

Me rasgué, me disolví,
me desarmé,
desintegrado mi núcleo
en tu ser.
Pero me queda el deseo suficiente
que estalle esa pasión todavía,
en su cáustico goce de placer,
gimiendo desconsoladamente,
de tiempo en tiempo.

EL AZAR

El azar quiere que olvidemos este amor
y olvidemos también el temor que nos deparan
los misiles de la época, encerrándonos
en pictórica imágenes
de seres bien queridos,
luchando por días menos agrios
-días más felices-
sin notar si es el espíritu
que da soplo al universo
o si es el mundo que
desea perpetuarse
en su nudo existencial.

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